viernes, 11 de diciembre de 2009

ti

los pelos que cuelgan desde mi mentón son unos malditos impacientes, adictos al trabajo, y fuman como chinos depresivos. De cuando en cuando hablan de los últimos partidos de la fecha, dan sus predicciones de la participacion de chilen en el mundial, y debaten a gritos de quién debería jugar con la camiste numero 10: Si Valdivia o Matias Fernández. Estos cabellos son unos viejos de cantina, vino tinto -del tibio y en vaso cortito-, mujeres de faldas cortas y humos de buena procedencia. Malcrían a mis patillas que como monjas de monasterio, leen la prensa más amarillista, lloran desamores faranduleros, aman intensamente a cualquier modelo que pise sets de televisión. Lloran, como si la pena más grande de sus vidas les hubiera contado el dia de su muerte, la última conversacion del verano, o la tragica vida de un secador de pelo.

La lucha de los cabellos

caldo

una mano de greda seca se deshace en el cielo caliente, juntito a las orillas de la línea . La saliva escoge secarse en los labios, decide morir de una vez, no soportó su falta de pureza.
El sol arde sobre los cabellos, los que tristemente arrugan los ojos, para observar como comienzan a volverse brillantes como cristal, por culpa de un cielo punzante y juviloso.

Eramos:
tristes esponjas tiradas, las hormigas bajo al arrasadora carrera del tren, la ultimo pedazo de fria torta de piña.

Fuimos:
La levadura exitada de agua caliente, el calor del comedor de la abuela, el té que preparaba, los almuerzos y las ensaladas con poca aceptación.

Quizás:
Demasiado viento nos sofoque, demasiadas historias caeran como carne podrida sobre las espaldas, entorpeciendo algún camino de arena costera.

Se disuelven como azucar flor en agua nortina.

viernes, 6 de noviembre de 2009

la muerte del mosquito

acabo de atribuirme el asesinato de una mosca pequeña, con ojos rojos, grandes para ella y su espejo. Mi aburrimiento logró que fuera espectador del vuelo de la mosca, que en este caso, por poca cultura cientifica y especialista en moscas, llamaremos mosquito. Prosigo, el insecto volaba, quizás buscando que cosa, siempre me ha parecido un misterio el dia de un mosquito, ¿ qué hará? ¿dónde vivirá?, como estudiante de periodismo de una universidad para algunos prestigiosa y para otros cartucha, debería poder conseguir una entrevista con el mosquito, preguntarle donde vive, que hace desde que sale el sol y se abren sus chorrocientos ojos, hasta que el sol se esconde y vuelve a su casa, si podemos llamarla casa. Creo que para poder hablar y entrevistar a este mosquito habría que pensar como mosquito, pero sería un tarea tan ardua como escalar las pirámides sin piernas, porque el pensamiento de mosquito sería como aprender una lengua de otro país, pensariamos como humanos, porque intrincicamente (dicen) somos humanos, y el pensamiento de un mosquito es de un mosquito. También habria que conseguirse dos mil ojos aproximadamente para poder ver el mundo como ella, y el costo... sería funesto, tendría que dejar ciegos a mil personas, pero pensandolo bien...no sería tan malo, ayudaría a la industria de lentes de sol y bastones.

Pobre mosquito, ahora yace moribundo sobre las sábanas de la cama, mi mano gigante se volvio su deceso. Lo veo, tirado, moviendo sus pequeñas patas que parecen filamentos florales la viento, tratando de que sus alas no lo avandonen y pueda emerger el vuelo denuevo. ¿ Que cosas habrá dejado sin hacer ? ¿ Se percatará que esta muriendo ?. Qué pena, porque ya no se mueve, dejo de exisitir y nunca habrá una lápida que diga: " Aquí yacen los restos de ...", simplemente murió y fue una víctima de la selección natural, y esta vez me tocó ser el grande que se come al más chico. Pobre mosquito, sus dos mil ojos se apagaron y lo último que vio fué a su asesino escribiendo esto y llorando la culpa, pero por dentro.

desde la frente al mentón

el desprecio les gotea desde la frente hasta el mentón, y desde el mentón a un vaso, y desde el vaso a mis labios, y desde mis labios a la ramificación de mis arterias, venas, venulas y arteriolas. Es aquí, en las ateriolas, donde el desprecio se vuelve bestia, una bestia que golpéa desesperada la sutil corteza de mis pupilas para regarse sobre aquellas caras que aún siguen en el proceso de goteo de la materia prima de su existencia, desde la frente hasta el menton.

La bestia desesperada, logra romper mis cornias y abalanazarse sobre las caras, que con cejas y narices estupefactas son víctimas de su apetito. Los tritura plácidamente, los saborea, los mastica, y desde las ranuras - o espacios- que forman el dinamismo de los dientes de la mandíbula de arriba y la de abajo, se pueden ver sus ojos, asustados, y buscando a toda costa una respuesta para explicarse el brutal festín de la bestia, también se puede observar a sus orejas escuchando a los intestinos de la bestia, el ir y venir de los jugos gátricos, el inflar de sus pulmones agitados y con aire prisionero.

Masticados y digeridos, miro el vaso y me pregunto si algún dia de estos años presurosos, me volveré un adicto al desprecio que gotea desde la frente hasta el menton de algunas personas, ¿y si lo hiciera?, quizás podria formar un ejercito de bestias que deboren con placer a sus víctimas, o tal véz, bebería tanto que mi sangre pasaría a ser desprecio puro y mi estómago se incharía hasta reventar, empapando todos los lugares con color desprecio. Quién sabe...prefiero mirar y no despertarme hasta más ratito.

viernes, 30 de octubre de 2009

jugo

Al momento de entrar en esa sala fría como hospital, logré divisar la cama definitiva de la abuela, curiosamente la gente se aglomeraba alrededor de ella, algunos lloraban y otros observaban por una ventanita empañada, la cara dormida, blanca como leche que se heló sobre la mesa. Como Ser que aun no crece lo suficiente, recurrí a mis instintos de bebé e imité a los espectadores del estático rostro, me asomé con un poco de recelo, puse mis manos sobre las maderas de la nueva cama y con un impulso hacia adelante, logré ver la poca sonrisa de la cara sofocada, que naturalmente, debería sentir el calor que se siente cuando se está en un espacio reducido, pero no, esta permanecía inmóvil, como si fuera un lugar comodo, un lugar en el mundo donde se siente bien , cómoda y confortable. No me equivocaba, era blanca, tan blanca que desesperaba, hacia recordar el rubor de las mejillas y el sabor de tortas por la tarde, acompañada del más noble té de hojas bañadas en agua caliente, punzante si no se sabe llevar. Los ojos cerrados por completo con persianas apaciguadas,que de tanto relajo, tomaban un tinte morado, que quizás debió ser por las venas que aún creían poder cumplir la función vitalicia. Y desde la nariz, bajaba un líquido misterioso, parecido al que traen los duraznos en conserva, bajaba lento, sin prisas, porque en aquel cuarto de madera no se necesita prisa, lo único necesario es simplemente estar para el deleite de los demás, para los ojos de los demás, para las lágrimas y el olor a café de los demás; bajaba el líquido con ansias de nunca llegar al fondo, y con pena, patinar entre las arrugas, entre las grietas que dejan los tiempos difíciles. Jamás supe que era aquel líquido misterioso, que caía lastimero. Le preguntaba al encafeinado público presente que era el liquido que salía por la nariz de la abuela, pero entre poca importancia y pena, uno me respondió que era “agüita” que le salía a los muertos cuando no orinan hace mucho tiempo, que era la forma que tenia un cuerpo -que netamente es cuerpo- para eliminar las impurezas que expulsa la orina todos los días en el inodoro.

jueves, 29 de octubre de 2009

Peñasco

Soy el peñasco que se intromente en el vuelo de las polillas bohemias. Soy una roca, una roca con pasto y flores lilas, con gacelas cíclopes, gorilas de bolsillo y amapolas con el tamaño de edificios Newyorkinos. En la espalda tengo pinos, araucarias y palmeras, todas gigantes, como tambíen los frutos que le proveen a la singular fauna que pisotea firme, sin preocuparse. A ratos soy una isla de caracter amable, enemiga de los tornados y los huracanes, las miles de plantas que llevo conmigo son el templo que cobiga la paz y la armonía en un mar turbulento. Pero aveces soy una montaña, humectada por la humedad de la mañana, en mi los pájaros silvan melodias de Bag y Violeta Parra, al parecer no conocen el aburrimiento y estan horas y horas, mañanas y mañanas tarareando ritmos tan diversos como una sopa de verduras.

El peñasco saluda desde lejos a sus amigos peñascos, sus cascadas a ratos juegan con el agua cristalina provenientes del llanto de nuves temperamentales. Las cascadas me refrescan como toallitas húmedas repartidas a los pasajeros de un avion con destino a Honduras... y mis lagos, manzos al igual que una canasta de pan en una casa de madera. Las polillas sobrevuelan mis brazos y mis piernas, a ratos les gusta tocar sueño firme, hacer sus necesidades biológicas de polillas sobre mi cabeza y seguir su viaje alrrededor de mi cuerpo, para que cuando el sol nasca, nuevamente como un cachorro de león, puedan dormir plácidas, casi como princesas medievales estereotipadas.

Los vientos sacuden el pasto de mi cabeza, y como peñasco, tengo que vermelas con olas malcriadas por el antisemita de Poseidon, un eterno adicto al trueque de algas preciosas por sirenas con labios mordidos y moribundos. En mis oidos, las cavernas del peñasco, habitan los murcielagos, intrepidos chupadores de sangre de uva, no es que prefieran el vegetarianismo, simplemente le gusta ese encontrón entre la razón y poca moralidad.

Las polillas prefieren peñascos civilizados, con arboles de concreto y gacelas con ruedas, y es por eso que se van, se van tan lejos que se queman con el sol que ya no es un cachorro, si no, un animal maduro y con carácter.

calor

Divagando en un torbellino, compartiendo corrientes eólicas con ventanas y con tierra triste, aquel adorno pauperrimo en el suelo caliente que tapiza el camino a casa. Los buitres lugareños, desde la altura identifican a futuros festines: los que besan apasionadamente, los que lloran, los que rezan, los que rien, los que follan, todos son cadaveres en potencia, el pellet de gusanos amarillos...



(Riendonos del tiempo, el inseparable compañero de los alcones debido a su cualidad de volar rapido para cazar y divertirse)


Ocupemos el siguiente sillón, ese... ¿recuerdas?, ese de fabricacion china que compramos cuando felices, posemos nuestras nalgas en el y seamos espectadores del delirio del derretimiento mundial. Toma mis manos, si mis flacas manos, aquellas que tanta piel de elefante traían, tómalas y llevala hasta la sima de la mesa que esconde el vino y la cerveza, y si estan heladas, no te sorprendas, porque fui victima de un tiempo alcon, que por observarlo y mofarme de su agilidad, terminé besando cruzes en un cementerio chino.

(las rocas)


La ciudad de los lobos marinos está proxima a mi casa, y en las tardes de agua tibia, a sus habitantes les da por gritar al viento el nombre de sus deudos. Gritan fuerte sus nombres (monosílabos casi siempre), para ellos el cielo debe caer y con sus languidas lenguas de come pescado, enredarlo hasta estrujarlo por completo. Por consiguiente, no habrá cielo y las gaviotas dormiran bajo nuestros techos, emigraran de casa en casa según las estaciones que dicte el retrete. Gaviotas tristes y de alas rotas, sus flemas primaverales inundaran mi taza especialemnte designada para el cafe, aquella que observo para sentirme seguro de mi mismo, y de que sus nidos no caeran desde una palmera caribeña hacia un cama virgen.

viernes, 23 de octubre de 2009

ciudad

En lo alto, las palomas de la plaza persiguen al aire puro, y en severa compañía de los buitres, divisan lo que podría ser la última civilización que amase este trozo de tierra en el alejado rincón de basto océano pacífico. Las nubes grises, emergentes de sucios tubos metálicos, son el oxigeno que se pasea en el boulevard pulmonar, y estas mismas nubes, son las que acogen el vuelo de las aves sigilosas, que sin hacerse esperar, vuelan lejos, clamando el blanco infantil de las nubes y el azul de un cielo marchitado.

Camino a los cerros, los vestigios del descuido van rodando calles abajo, tomados de la mano con el escape suspicaz de las ratas, las cuales como inquilinas o verdaderas habitantes buscan la mejor sobra del plato ajeno, el mejor corazón de manzana o el más sabroso trozo de carne podrida. Los perros se mantienen alegres y con la nariz seca. Desde cachorros viven en esta ensalada de olvido material, saltando sobre la vieja muñeca Barbie, sobre el monumental vestido de novia olvidada o en la perfecta colección de boleros de algún abuelo enterrado.

Las mujeres, imperecederas ante la grotesca tecnología oriental, arrugan sus manos lavando la poca ropa de sus hijos y mirando al cielo, buscando algún dedo de la mano de su divinidad, las madres suspiran al verse en aquel sentimentalismo maternal, ese que tanta veces aparece en sus ancianos televisores esos que aún sortean antena, el cual les va diciendo que la felicidad radica tras las imponentes vitrinas, coludidas con caprichosos precios, solamente al alcance de bolsillos obesos y malcriados.

En estos cerros no hay tiempo para vacilar frente a un plato, se debe sumergir la cuchara, tragar y agradecer que haya algo para entretener a los intestinos. El humo que emerge de la sopa y del tosco plato de porotos, se mezcla con la ebullición de los placeres. Placeres y demonios viviendo dentro de un envase rústico, un papel tan blanco como el feto que lo preña; el momento del parto de este feto es homogéneo con el latir de un corazón apagado, las manos negras producto del trajín de un día turbulento y desahuciado toman con la mas grande de las delicadezas al rústico envase abierto, que al sol, muestra la sarta de serpientes que resultó ser el feto, el cual es cargado culpablemente en la antena de algún auto descuidado. La antena hace juego con la boca. Encendiendo y aspirado al cúmulo de reptiles, se logra que estas bajen por entre los músculos, los nervios y los huesos, petrificándolos, convirtiendo a la víctima en un serpiente más, decidida a observar por el resto del día, un muralla ploma y saboreando aquel caramelo que dura lo que existe el aire dentro de un canasto.

Las palomas jamás volverán, no le temen al tiempo y pueden esperar, sus alas negras no saben compartir con los infiernos, y es por esto, que se mantendrán alejadas del poco alentador color de las nubes que pueblan al cielo aún marchito.

viernes, 16 de octubre de 2009

que grato es compartir el aire en una ensalada de colores

domingo, 11 de octubre de 2009

A Herrera

Con cucharas de té comienzo a beberme la sopa de petróleo que me preparé una tarde en las antiguas casas de Iquique.

La saboreo, no me gusta y me inscribo con otra cucharada.

ya por la mitad, intento cambiarla por un plato de videos con salsa con mucho queso rallado.

lo intento, pero prefiero la sopa.

Concluyo...

me voy a ir a vivir dentro de la sopa antes que se termine. Buscaré una casa que quepa en el fondo de un plato, una mascota que me acompañe y un quitasol para cubrirme de las cucharadas que quieran sacar. Alojo dentro del petróleo porque el simple plato, con el paso del tiempo se conviertió único universo que me animé a conocer, las olas negras que se formaban conforme movía la cuchara se convirtieron e mi entretención, el olor y el sabor de esta sopa pasó a mi cuerpo.

socie

todos los dias aparecen grices en el espacio, a las caras les parece ir bien. les agrada el color, sienten que nada puede ser mejor y organizan tertulias encima de este color denso y salpicado. Nunca nadie se queja, no encuentran la razón del porque lo deberían hacer. Viajan, viajan mucho, recogiendo lechugas podridas, zanahorias putrefactas y tomates muertos. La vida para ellos es fácil, aquellos frutos desabridos son la alfombra de las carreteras, l osaben bien, así que sus viajes, sus eternos viajes, son eternos círculos que erocionan el asfalto producto de los giros.

Las casas nunca cambian sus fachadas, ni los ciudadanos sus caras, estas son a imagen y semejanza de la estatua que los proteje, para ellos, la máxima ecuacion resuelta de la raza humana, el alimento de todos sus dias, su vestimenta y su calsado, son seres perdidos en la inmensidad de los trajes de la estátua.

Los singos son su idioma y el tiempo su aliado. Suben al mismo taxi que el reloj y conquistan las carreteras, olvidandose de los peajes y los animales que se cruzan. Están en lo suyo y solo buscan llegar hasta el final, teniendo la clara idea de que el final jamás los esperará. Pero son tercos, tercos como las maderas viejas.

A

construllendo edificios en terrenos débiles,
en griteríos, chapusones y en alergias primaverales,
acompáñame,
agarra firme mis dedos y sumerjamosnos en la saliva de la gaviota,
en el plato del pescador, en la briza antecesora a la noche...

acariciemos a los perros del parque,
fumemos hierba y riamonos de la morfología de las nubes.
Comenzamos a ser profesionales de la vida en las tardes,
profesionales dentro de la poca luz, dentro del humo denzo que ambos somos partícipes.

Bañame con tus cabellos nunca engreidos y logra disfrazar los finales
con tortas horneadas en hornos de barro, con vibraciones sabor a golocinas de piña y con ojos rojos poco visibles, nadie perdonaría el deceso de un sol tan radiante.

Dibujemos y pintemos las paredes del a gran muralla china,
bailemos en la guitarra de Gardel y nademos en las lágrimas de Sor Tereza de Carcuta.
Somos dos, somos cien, somos quinientas las personas que participan del baile,
los acordes jamás darian marcha atráz, por el contrario, pisarian fuerte, muy fuerte, tan fuerte que tembaría la primavera y sus ramas, volverían como sicarios gratuitos, dispuestos a obtener sangre y colores frescos.

agarra mis dedos, toma mis orejas y utilizame como una tetera con agua caliente,
riega los jardines, rellena la taza y bebe el té tibio, que en la otra esquina, está el maldito personaje de los cuentos urbanos.

sábado, 15 de agosto de 2009

noche

Como si fuera una roca frente al mar, el recuerdo de la romantica vendimia se hace presente en los emiferios que comandan la memoria dentro de mi cerebro.
Aquella excusa... los adjetivos tiernos y algodoneros, esos que lleve a ti cuando la luz de las ampolletas eran como el agua clara. Un beso. Dos, hasta cuatro talvéz, todo depende del primer desempeño o si aquellas lenguas entrelazadas sienten la adiccion de permanecer así, tal como el momento quizo: fundidas la una con la otra.

Roce pieles morenas, la sensacion de la coalicion entre pigmentos cutáneos, pigmentos nortinos y alejados.

Saber que cada milimetro de aquel manjar exótico es tuyo y gatea en tu plato, o engañarte y pensar que ilución/ambicion comandan un bote en un mar turbulento y lleno de brizas.

Una noche para dos a la espalda de retractores, poco tiempo para concretar líbidos poco entendidos.

Mi poesía, tonta, ignorante y poco artistíca, caía a borbotones sobre tu cabeza, empapandola, como si fuera ella y la última lluvia del sur de Chile. Poesía sensata. Poesía que a ratos, no encontraba la salida por mi boca, puesto que esta buscaba más que palabras. Boca hedonista y sincera.

¡Que espectáculo de palabras pintadas rojo sangre, esparcidas como ranas en un mundo bañado en exitante vino barato!

¡Que bailen los pasillos!, ¡que bailen una y otravez!, y que salgan a reclamar lo que es suyo. Al igual como lo haría yo, si no supiera de los pasados. (El pasado, que bella palabra en una mañana de sol, que complementaria palabra para tomar un baso de agua y mirarse al espejo).

Que baile aquél pasillo divorciado de la luz artificial, donde mi mano dio a luz a los ojos mas grandes que haya conocido una noche fria como esa. Aparte de ojos, poseían una caja de corazones bombeandose al cien porciento, un mar de labios enagenados y un par de penes listos para llevar las ideas a lo concreto...


Hay fue cuando supe que mis besos eran como la tierra.


Que caiga el reloj.

miércoles, 15 de julio de 2009

tomate

La danza de las vinchucas
se instala en un carrusel de niñitas lloronas.
Los insectarios brazos al aire,
Cantando el himno de despedida.

Que la salven!
Que la salven!

Que sepa que la clemencia existe!
Ayúdalos tacaño inspector celestial,
No los abandones, no les permitas que la fruta se pudra…

te acabo de ver pasar aburrido fantasma

Y el cerebro se va exprimiendo, como una manzana en una tela de seda
Comenzamos a irnos,
Muy despacio hacia el final:
A paso ligero, hoy me despido
Sucumbo ante la transacción de los sueños,
Ante la desarmada marcha de los momentos,
Ante los llamados, ante los sonidos.

Fantasmas oxidados
Ojos de arañas sangrientas,
Escupidas como el que escribe
En las manos de fuego de Lucifer …
Los que se armonicen los teclados,
En las guitarras sucias, en las tormentas multicolores.

Bienvenida luz roja

Este es el mejor lugar del mundo,
Dentro de la materia de mis ideas, lo palpable,
Lo tangible.
Sean agradablemente bienvenidos
Al desorden
El famoso concepto desorden…

Acordes punzantes inflamados
Como gargantas en invierno.
Hijos de blues, hijos de la saya
A donde vamos?
La última vez que hablamos
Terminamos tirados en el suelo,
Quedamos rompiendo las ventanas del arlequín.

lunes, 6 de julio de 2009

picada

Que lejos esta la ciudad y que lejos están los barcos que la adornan
El color de la vida ha cambiado de un celeste intenso a un frívolo gris sarro.

Hoy lamo las paredes de la caída,
Bebo una y otra vez la sopa hecha a base de metal,
Limpio mi frente y miro atrás,
Quizás porque es el único lugar al que pertenezco,
O porque todas las imágenes que plasme en las calles olor a pino chileno, en las casas ajenas, en los ojos de miles de personas ciegas, aun persisten en tener un aliento de vida, aun buscan estrechar su mano a cualquiera.

Esto de seguir sueños es como una cacería de piernas de caballos y de avestruces.
El frío va en busca de cualquiera, arremete y se va.

Imaginarme los abrazos y recordar las cosquillas que regalan.
Hablar de lo mismo con los árboles.
Ver ánimas en el viento helado que se pasea entre edificios depresivos y el hambre.

Echando a suerte a la vida, mirándola como es realmente, como es su verdadera trayectoria y como son las verdaderas caídas.

Reir, reir y reir.
Esperar, esperar, esperar a que el suelo llegue pronto.

que los veranos no pasen

Que los veranos no pasen.

Que el sabor de la hierba quemada aún habite tímidamente en mi boca.

Que el alegre gusto de las cervezas frías, deje de bailar lejanas danzas entre el recuerdo de la espuma y la ebriedad.

Que no se marchen las noches tibias, giratorias, raras… las etílicas risas y los ruborizados ojos del sonámbulo verde.

Que vivan las manos concentradas, esas que jubilosas envolvían al último suspiro de planta sativa, aquellas que se concentrában entre amigos y tardes calmadas. Que vivan las sonrisas ensambladas con el llanto, las discusiones escépticas como de filósofos modernos; que viva el vino menstruado del sagrado útero del Señor Jesús.

Que los veranos no pasen.
Que los inviernos pasen
Que la tristeza pase.

sábado, 4 de julio de 2009

ultimamente me he puesto muy color rosa, matemos al culpable

jueves, 2 de julio de 2009

poema

La porcelana es tu piel
La que curiosamente examino detrás de todo.
La veo, la imagino y me la explico:
Es el algodón de las constelaciones
Es la cama del sonámbulo y el grito del mudo.
Aun en tu cara se percibe el tibio aroma de las sábanas
Y la incomprensión que tendrás de mis poemas
Que en este momento
Son un gajo de luz que penetra
Habilidoso de entre mares abrumados de cenizas estelares.

Soy testigo, voy, y huelo las flores
Que dejan tus piernas de leche materna
En el tibio asfalto del mediodía.
Tú presencia, es el sonido de miles de tambores africanos
Dentro de mi acordeón de costillas,
Golpeando duramente el cuero que los conforma,
Llegando a provocar la catarsis de toda una tribu.

A la lejanía me revuelco en tu pelo de paja suave,
De mar manso, de eterno vuelo del cóndor.

lunes, 22 de junio de 2009

la historia

Estilo: Narración en primera persona: Plano Interior.


Ya pasadas las 4:00 de la madrugada decidí entrar al primer bar que encontrara abierto en la fría noche que azotaba a la ciudad. Iba firme de pensamiento, pero mi vista y mis pasos eran torpes, más que mal era un borracho más conquistando las calles de una urbe sin penas ni glorias, un borracho codeándose con perros vagos, travestís en su oficio, balizas de policías y tristes drogos de esquina. Como un errante zombi, de solera en solera.
Después de mi turbulenta búsqueda, logré encontrarme con el destino que tenía aquella noche…mi putrefacto cuerpo yacía bajo el umbral del Cesar Bar, un conocido boliche de la ciudad de Antofagasta, donde mujeres con poca ropa bailan para el tosco deleite de empresarios, taxistas, proxenetas, vendedores de cocaína y también para ebrios como yo que buscan terminar bien la noche.

Entré, y el denso ambiente me tomó como prisionero. El humo de los cigarrillos se volvió un mar con olor a fiesta, el aroma a cerveza vieja era el elegante perfume francés que se esparcía por todo el local y las luces que cambiaban de verde a rosado y de azul a rojo aumentaban el mareo personal que llevaba varias horas jugando conmigo. Me esmeré en tomar la primera mesa que encontrara como apoyo para mi etílica situación, y
-torpemente- tomé asiento. En ese momento me sentí tan bien acompañado de un placer único y de un cariño que jamás le había tenido a una silla, esto se debía a la confianza y convicción que tenía: nadie ni nada me sacaría de esa mesa las próximas 3 horas.

Prendí un cigarrillo y fui un miembro más de los futuros casos de cáncer de pulmón en Chile. Llamé a cualquier mesera, no me importaba como fuera, si era sexy, gorda, chica, fea, peluda, o lesbiana, me daba igual, lo que yo andaba buscando era un poco de refugio y un par de copetes. La mesera llegó a tomarme el pedido, era una muchacha que debió haber bordeado los 19 años de edad, lo noté por el tamaño de sus senos, por como manejaba la situación con una mezcla entre coqueteo y profesionalismo, y por como su sensual cadena de oro colgaba libidinosamente de su casi perfecto cuello. Le pedí dos cervezas, una destapada y la otra no – esto era para que una de las dos cervezas no perdiera el gas. No tardó mucho en volver con las dos botellas. Sus ojos buscaban demostrarme que el Cesar Bar no era solamente un bar de bailarinas exóticas, si no que también podía llegar a ser un lugar donde atendían de buena forma a las tertulias integradas por hombres de raza beoda, la mísma que yo llevaba esa noche.

La primera botella me miraba con temor, pues ya la había devastado casi completa. Y la vista ya era un dúo de todo, de bailarinas, de meseras, de dedos y de ceniceros también, porque claramente el sabor y la necesidad de la cerveza también buscan victimas. Sin pensar en aumentar los casos de cáncer pulmonar, encendí otro cigarrillo y mis ojos hinchados por el efecto de la cebada fermentada era el argumento más verídico de que el licor viajaba por mis juveniles venas.

El show al parecer se ponía interesante, debí captarlo así por los gritos que escuche cuando mi cabeza sin ninguna razón miraba interesada los cordones de mis viejos zapatos. Los gritos provenían de la mesa que estaba unos metros más allá, donde un par de soldados adolescentes buscaban un lugar dondegastar su primer sueldo pagado por la prestigiosa institución que es el Ejercito de Chile o quizás solo buscaban embriagarse y olvidar las patadas propinadas por su queridísimo coronel.

Como en picada, a lo lejos, logré distinguir a un par de chicas que se besaban acaloradamente como si tuvieran la más segura convicción de que el mundo ya vive un apocalipsis. Se besaban, importándoles un rábano la opinión eclesiástica y conservadora que pudieran tener algunos, (pero esos “algunos” no son de ir a antros como en donde tenia mis nalgas acomodadas), sus manos angelicales se paseaban felices entre sus senos y cuando dejaban de hacer todos los tramites eróticos que un beso acalorado trae consigo, brindaban, en ese momento creí que por los buenos tiempos que se les aproximaban como pareja.

Ya con la segunda cerveza destapada comienzo a darme cuenta que la fiesta no ve su hora de término, que los narcotraficantes ahora son manada en los baños y que el humo ya terminó por reemplazar al aire limpio.

De pronto aparecen tres mujeres mas desnudas que nunca y comienzan a hacer lo que parecieran ser la sorpresa estelar de la noche, un topless del infierno, puesto que escalaban desprovistas de ropas unos pilares de unos 3 metros y ya en la punta de estos, volteaban, dejando su cabeza hacia abajo, haciendo y gritando a los espectadores proposiciones de índole sexual y sadomasoquista; tal vez no es un acto muy descomunal, pero para una cabeza asediada hace ya varias horas por el alcohol, resulta ser un acto increíble, mágico y deslumbrante.

La cerveza se iba vaciando lentamente mientras yo ya me consideraba parte del extasiado público. Al momento de recordar que estaba bebiendo desde una botella, la busco en la mesa y la veo moribunda y vacía en su máximo esplendor. Levanto la cabeza y el ataque que recibo es el olvido de todo lo que fue el baile… no recordaba si las bailarinas habían sido tres o cuatro, quizás fue una o dos, pero que importaba, el local ya estaba cerrando y era hora de irse, porque mañana sería un día largo de buen hombre, de buen padre y de buen esposo.

Desperté, y el viaje desde el Cesar Bar a mi casa fue una partícula de tiempo olvidada. Solo recuerdo que despertarte desnudo, con una resaca de los mil demonios y alado de mi esposa. Me levanté, oriné, me lavé los dientes y bajé a cocinar unos ricos panqueques para remediar todos los malos actos que quizás sin intención provoqué en mi llegada a casa.

Intenté ocultar mi brutal resaca y regalar una bonita sonrisa hedionda a fiesta, mujeres y a cigarrillos.

sábado, 20 de junio de 2009

humano

Me siento todas las tardes en las sillas elaboradas de plástico viejo de las sala de clase, procurando siempre tener un punto de vista (no hablo del mental ) hacia un lugar determinado que es donde la base de todo este texto rebosa su angelical trasero e inunda la imaginación de varios (incluido yo) con pensamientos e imágenes de carácter ofensivo para la iglesia, con poemas y con inmaculadas ideas románticas. Es ella la muchacha más apetecida y por consiguiente la chica más alejada de hombres como yo. Es de esa especie de mujeres que saben que cuando aparecen en escena todo cambia y el mundo gira entorno a ella, aquellas que en lo más escondido de su ser, aunque digan que no dicen: que si no hay auto no hay ni siquiera mirada. Pero que mas dá, está hay, sentada y sonriendo juntos a sus compañeritos de curso, porque ese tipo de mujeres no tienen amigos de un día para otro, en el caso que llegue a tener amigos nuevos los requisitos primarios son que deben tener una buena chequera, colecciones interminables de tarjetas de crédito, un auto (de arriba de 10 millones) que las lleve a playas lejanas y una cabaña en algún lugar. ¿Qué sería del conocimiento sin prejuicios?

Pasa el tiempo y siento que mis ojos de a poco se escapan de las corneas, al mas puro estilo de esa escena donde la Mascara está todo caliente con la bailarina en un cabaret. No, no es para tanto, pero si, no puedo negar que abuso de la mirada, la violo con mi mirada, la apuñalo mil y dos veces con mi mirada de cuatro ojos. Pero hay estoy, en mi pequeño mundo bañado con aguas de vino tinto barato, contemplando como suricata el de ella, en donde navegan yates en mares de rones caros y cervezas Corona.
A ratos desde mi imaginación nacen las ganas de ir con la misma cara matutina de siempre y decirle: “Se mi polola porfa, hazlo de buena onda no mas”, pero cuando termino de imaginar aquel osado diálogo me rio dentro de mi mismo, deber ser porque cuando comienzo a imaginar que pasaría, se me vienen al craneo pensamientos como: que revuelos causaría o que tan respetado sería por mis pares al estar paseándome con una mujer tan tan tan tan “sueño americano”. Que tonto.

como lombrices bajo mis pies.

El único buen compañero que logré encontrar en esta fría y lúcida tarde de invierno fue el sonido del televisor que está abajo, en el comedor. No hay drogas, por lo tanto la tarde nublada se torna aún más gris y más similar a una amenaza celestial. El fiel compañero sonido me habla de sus problemas en el medio oriente, de sus cómicos amigos candidatos y de su temperamental yunta Ominami, me cuenta de las crisis, de guerras que solo entienden los empresarios y los dueños de países. Digo: es fiel porque es un afectuoso y respetuoso, compañero que está en las buenas y en las malas, bebe el té caliente de la señora Maria con migo, se queja mentalmente del pan frió y de las viejas torrejas de queso que este tiene y que debemo comer, se ríe de lo patético que puede llegar a ser los movimientos naturales del ser humano jajaja. Hay ratos que el televisor se ve reducido debido a conversaciones de post apareamientos, embarazos, gente que no conocemos ni el ni yo, con palabras y conversaciones sin ningún tipo de objetivo el cual debería ser el de cambiar un poquitito el mundo y por ende el tema de conversación de mi amigo televisor. Pasado el corto tramite de tomar la 11, abandono el comedor de la casa y la buena compañía ( la del televisor, claro). Me preparo para subir torpemente la escalera con el estomago socialmente lleno y una falaz sonrisita. Abro la puerta. Y me topo con un enorme ventanal que detrás de este, postrada en una cama, se encuentra una semi cadáver, una anciana que tiene una pata afuera y otra adentro del patio de los callaos,. La miro entre el vidrio y las cortinas. Abro un poco mas los ojos, la veo clara pero su cara anda devastada por las arrugas, y en su cara – especialmente en sus ojos y boca- se dibuja un gesto que a gritos dicedice: “porfavor quiero morir” o “que daría por un último polvo”, pero lamentablemente esos sollozantes deseos (los cuales no puede expresar debido a que al parecer se le olvido como hablar producto de estas enfermedades seniles que son tan horribles), se ven empañados con estruendoso “Hola abuelita, como está?” provenientes de sus torpes y modales nietas que con un pelo liso, elegantes botas y un olor a colonias artificiales buscan ser reconocidas por los trajinados ojos de la pronta muertita. Pobre anciana, en algunos casos me gustaría ser la muerte, digo, vestirme con una capucha negra y llevar empuñada una oz y entablar una conversación necesaria con tan pobre mujer o ser Frank Sinatra y cantarle al oído todas esas canciones que la excitaban y la volvían loca en su lejaaaaaaana juventud, triste es que ya no escuche consecuencia de su sordera. Pobre. Subo la escalera (torpemente, obvio)...

Si siguiera contando la historia escribiría: subo la escalera, miro un poco hacia el cerro, la a casa del pechuga, luego y pienso en que pasaría si yo anduviera con tal o tal mina, me darían ganas de fumar cualquier cosa que me vuele por un rato, pensaría en la gran paja que me da ir a la Universidad…y eso, no es muy interesante, pero lo interesante en todo este submundo que debo engullirme todos los días en la casa de los García -así creo que es el apellido del Gran Jefe de acá y debido a que es un país machista digamos: que es el apellido de la familia - , ese submundo de el misterioso universo de la Señora Maria (dueña de casa) que en una caminata con el cerebro infectado de planta apodé : “Doña Treme”, esa señora de contextura gruesa (por no decir guatona culiá) que aparece en las páginas de el histórico Condorito. Misteriosa, ya que su cara de oso triste y cansado de jugar con la miel, nunca refleja emociones, en esos ojos chinos asimilados a vaginas juveniles es imposible encontrar una pupila que acuse tus movimientos o que abogue por una buena conducta de casa seria, pero habla y se ríe de las imbecilidades, me habla de sus viajes a mi ciudad, de que debo cuidar mis cosas, ordenar mi cuarto y de cualquier wea que la aflija en el momento y que deba contárselo a alguien.
Asi es, los dias pasan lentos en la casa donde arriendo una pequeña pieza en el segundo piso.
Los mementos de mayor interferencia en el ambiente son cuando llega la hija menor que debe tener alrededor de 20 años, esta casada y espera a su primogenito argumento que salpica la casa de gritos, risas y emociones conceptuales. El primogénito ya tiene nombre, es orgullo familiar y ya es adorado por todos en esta casa menos menos por la moribunda abuela a la cual dia y tarde la bombardean con avisos de el crecimiento de la guata de la feliz futura mama y ella en su cómoda pero poca democrática postura en la cama, pone la misma cara desesperanzadoras que lleva siempre, esa que les comenté, esas que dice “por favor pelá, llévame”.
Haciendo al ojo un analizis porcentual de los temas de conversación de la muchacha, un 95% de sus palabreos son: me han crecido las pechugas, de tal tamaño está mi gusano, mi bebeeeeeeee, y de sus visitas al ginecólogo, y el otro 5% son temas que abordan: familia, amigos, centro y trámites que le salen mal.



Podría seguir y seguir escribiendo mis captaciones, pero esta peculiar historia de una familia común y corriente que habita en una casa en algún lugar del gran Antogafasta podría pasar a ser parte de sus vidas, una especia de guión de la mejor telenovela brasileña de los últimos tiempos, o tal vez el gatillo que catapulte mi salida de este escritorio.

martes, 9 de junio de 2009

paisaje

Si pudiera llevar
un paisaje costero de invierno en la billetera
como la droga que se consume placenteramente en baños de bares de mala muerte, lo haría.
describiría y saboriaría el cielo plomo como chalecas de abuelos, esos tipos de abuelos que ven como pasan sus largos dias sentados en una banca de maderos viejos afuera de sus casas.
El cielo plomo, como la vista interior de un ciego melancólico y esperanzado con la resaca de su viejo amor; acompañado de un puñado gaviotas risueñas que parecieran que estrepitosamente fueron lanzadas para dar la impresion de un paisaje triste pero penetrante en las retinas de los transuntes.

3 dimenciones: Gaviotas, de fondo toscos barcos pesqueros y más atrás la muestra de la mega conquista del mar, barcos capaces de albergar la poblacion de un pueblito al interior de cualquier ciudad.

El viento, ágil como gepardos enervados, capaces de helar la punta de tu nariz sin ningún asco y con la clara obstinacion de hacer recordar antiguos amores, antiguos deseos, antiguas peleas y antiguas visiones, porque viento hay para todos como sensasiones también...

En mi billetera llevaría el paisaje momentaneo, el invierno enchapado en un par de metros, en un poco de costa erocionada por la explotacion del hombre, en gaviotas húmedas y el olor a petróleo viejo mezclado con el olor de las añejas agallas de los congrios que adornan la caleta que está un poco más allá.

martes, 2 de junio de 2009

cuasi delito de reporteo

Para comenzar el “reporteo” a eso de las 3:25, Jorge hace parar la micro Nº 4 y le pregunta al micrero si su enorme vehiculo pasa por el Mercado y este responde con un seguro y conciso: Sí. (ese que da la impresión de que siente una especie de orgullo por su recorrido)
Jorge se sube con una fe que mueve montañas y con la fiel compañía de su mp3. Tomó asiento en la antepenúltima corrida de sillas –que por lo demás eran bastante cómodas-y comenzó a echar un pintoresco y musical vistazo por la ventana.
El objetivo era llegar al lugar de trabajo de su otro compañero, Enzo, quien se desempeña como garzón en el Restorán de su padre “Los Tres Parrilleros”, regalando una cínica pero gentíl sonrisa a cada comensal que ciegamente guiado por el olfato se posara su trasero en las sillas de este local; especializado en la cocina y venta de pollitos asados, papas fritas y una variada gama de platos al paso.
Dormía, gozaba de una cómoda siesta y estaba a un segundo de alcanzar el quinto sueño en un colchón inflable pero defectuoso que le compro a tan solo $2000 a un anciano vendedor que ronda por la calle José Santos Ossa. La idea de la compra, era que sus tardes fueran amenas y relajadas en su lugar de labores. Hasta que llegó Jorge, y despertó a Enzo que se había apoderado de el tercer piso del restaurante”, haí yacía, y Jorge lo despertó con un estruendoso: “oye weon tenemos que ir a hacer el trabajo de foto”. Llamado al cual Enzo estrepitosamente dijo “ya, si, si…vamos”. Tomaron sus mochilas y fueron solamente apañados con un entusiasmo y una cámara de aficionado (dos amigos que no fallan) en el bolsillo, sabiendo que la tarea era difícil.
Debían llegar a la Cárcel de Antofagasta, e intentar conseguir relatos de los gendarmes que custodiaban la puerta cual leona vigila a sus crías, acerca del suceso que estremeció al recinto penitenciario, la cinematográfica fuga de dos reos de 19 años que escaparon en el horario de visita –muy inteligentes por lo demás-, al momento en que los guardianes los divisaron, tuvieron que guardar sus armas de disuasión, debido a que en ese mismo momento era el horario de visita dominical, y estaban todas esas madres que se apuñalan día y noche hasta el día de su muerte por la “inocente caída” de sus hijos en las manos del pérfido Satanás y preguntándose ¿Qué habré hecho mal?.
Así fue, uno de los reos identificado con las siglas J.I.I con domicilio en Valparaíso, fue capturado en las inmediaciones del recinto en plena escapatoria, digna de serial estadounidense de policías adictos a las rosquillas. Mientras que el otro ingeniero del escape fue raudo, (una especie de fusión superheroica entre flash, spiderman y hulk) escaló un muro de 5 metros de altura, se subió a un colectivo y no se supo nada más de él hasta pasadas 2 semanas, donde lo encontraron más escondido que Bin Laden en la población 18 de Septiembre, ubicada en la salida norte de Antofagasta camino a la vecina ciudad de Calama.

Al momento de llegar al recinto penitenciario los jóvenes estudiantes con temor a alguna queja del personal de gendarmería que se encontraba en la puerta vigilando como buitres, tomamos la primera foto, desde un enfoque incomodo producto de la mala posición que debían adoptar para no ser sorprendidos in fraganti capturando imágenes de la fachada de la cárcel. Fue el turno de Enzo de sacar la siguiente foto –tan solo querían fotos de la fachada- en el momento en que aprieta el botón para registrar el momento… desde afrente, como una ráfaga de viento helado se escucha una voz de machotorturamujeres: ”Oye, no podis sacar fotos” y Jorge en ese mismo momento pensó: “una vez más, y me borran las fotos a puros golpes”, pero Enzo con mas cautela respondió: “A…¿no se pude?”. Entonces cruzaron para conocer explicaciones.

En un repentino momento Enzo comienza a hablar con el gendarme que nos había gritado la advertencia, la que sin piedad tornó al osado reporteo, una odisea casi imposible. El periodista le pregunta acerca del suceso que querían tratar con ellos, el de los reos prófugos, Él les responde de una manera muy gentil; dice “no, no se na’, ese día no estaba acá”, hasta que fue sorprendido por los demás sociabilizando con el enemigo… el buen amigo gendarme al darse cuenta de que venían sus homólogos, cambia de posición los músculos de la cara, volviéndola seria y fría respondiendo de mala manera: “anda a preguntar a portería”. Los jóvenes e inexpertos reporteros fueron a hablar obstinados con quien supuestamente fuera el jefe de los gendarmes de la puerta; impresión que tuvieron simplemente por su atuendo: una cara de chupamedias, un cuerpo robusto, el pelo perfectamente cortado y peinado con gel, su gorro de jefe de organismos uniformados y su notable actitud de perfecto idiota. Le preguntaron si sabían algo acerca de aquel fatídico suceso para Gendarmería de Chile – porque si que les dolió en el alma – ocurrido aquel 17 de Mayo, la respuesta no se dio con palabras si no con una ensalada de miradas entre los gendarmes que estaban en la puerta vigilándonos (pensando en el fondo de su subconsciente que podríamos ser agentes de subversión en la cárcel), no sabían a que obedecer, si a su razón y a su verdad o a la verdad y razón impuesta por el coronel que estaba a cargo del recinto.
El regordete respondió: “esa información solo se la puede dar Mi Coronel”, demostrando él y los demás gendarmes con su cara desfigurada, que ellos habían presenciado el acto, que ellos fueron los que no dispararon, que mejores testigos oculares que ellos no se podrían encontrar en toda la Segunda Región; insistieron, llegándoles en bandeja la misma respuesta, volvieron a insistir y fue lo mismo.

Decidieron desistir de su magnánima idea conformándose con fotografiar los alrededores del recinto penitenciario, para constatar en su supuesto reporteo cuales fueron las calles utilizadas por el prófugo para conocer su tan diseñado y preciado escape a la libertad. Pero al fotografiar eran constantemente vigilados por el personal de seguridad de la cárcel (asimilados a buitres) y muy bien equipados con radios, evidentemente Enzo y Jorge habían sido identificados y la orden del regordete para todos los gendarmes de las torres de vigilancia era que: no podían fotografiar ni siquiera a las inmensas murallas color chicle de menta chupado…mascado y gastado que desequilibran la fotografía.

martes, 26 de mayo de 2009

sería como caer,
hundirse en el mas profundo espectro de buenaventura.
Sería como raspar el suelo con la lengua, persinarse
y recordar a madres, padres, hermanos y abuelos.
Sería como la eterna noche junto al amor de la vida,
como sonreir con ojos inflamados en lagrimas.
Algo así como comer la penultima uva del racimo y no seguir con la siguiente.
Sería como conocer que hay despues de morir.

Así sería hablarte del mundo interior.

comida japoneza

Hace varias semanas vengo percibiendo tu rastro como algo totalmente lejano y poco cuerdo.
el resplandor de una piel blanca y ese mismo resplandor que alumbra mis mas intimas tacticas de amor.
Una ventana
Que sea la vocera de mis palabras las que,
complejamente he ideado para tu deleite.

Con mi entusiasmo, sería capaz de deslizarme por la piel regalada celosamente por pachamama.
Liza como platos de porcelana.

El interez de formar un coro de campanas de catedral
para celebrar una presencia tan agena a mi como un ramo de flores, va con su allegro por doquier, contando hsitorias, leyendas, mitos y mentiras.

La piel blanca de tus manos y el oscuro color de mis cefaleas.

vista

En un mundo donde todo gira entorno a apariencias, nos vamos quedando afuera. Se podría decir, una especie de seres aleatorios, humanos no tan humanos, evidenciencias claras de un subdesarrollo social. Pero aquí estamos, alentandonos a nosotros mismos a tratar de captar experiencias para poder sobrellevar este mundo ageno. Transformado.
A donde habra que llegar, mejor dicho, donde habremos de llegar si masticamos chicle con la boca abierta y fumando cigarros baratos; lo más probable esque a ningun lado.
Que ubiera sucedido si el hombre fuera libre, si el mudno fuera libre de apariencias y de malos juicios. Tal vez (no me arriesgo a apostar) andaríamos como payasos, cebras, como actores del mejor teatro de Paris, como perros que se olfatean para relacionarse; no es una apuesta demasiado radical, es mas bien el hombre desnudo, donde sus experiencias serían interactuar deuna manera distinta, quizas hasta mas sutil.
En este mundo donde si no vas de corbata eres un simio mas, deberíamos cambiar las cartas, revertir resultados y demostrar que los simios son los habitantes de esta realidad, los que trepan en la selva de cemento, los que sin piedad acaparan camaras, la atencion, lo sublime de los primates empaquetados.

sábado, 16 de mayo de 2009

hombres negros

no te podría negar que la sociedad de tripas bajo mi panza pide a gritos un suculento plato de comida china, un pan con tomate, queso y mucho oregano, calentado ambiciosamente en el microonda, el cual, pertenecia con mucho orgullo a mi abuelita(q.e.p.d)y que hoy en dia, es muy mal mirado por ser grande, tosco y antiguo.
El submundo del hambre va por la calle. Se pasea inexplorado, poco reconocido y a mares de distancia de una comprension humana urbana clase media. Peeeero a la vuelta del globo el submundo del hambre es cara reconocida, pancartas con su nombre y su estampa de fino caballero, de lujoso y lujurioso. A la vuelta del globo aquel submundo se torna una bestia de los mil demonios. Peor, peor que cualquier pensiamiento psicopata, maniaco, asesino a sangre fría. Con sus manos enchapadas en anillos, selecciona a sus pares y les ofrece una mascara (muy bonita por lo demas) para que no se le reconozca en los alrrededores del norte.
no te podría negar que ... se me quito el hambre.

miércoles, 13 de mayo de 2009

Musa de los siente mares,
Maldita sea la forma como me llevas a tus pasivos encantos de final de primavera.
Puedo imaginar tu cara asomada ala ventana,
Sonriendo de vez encunado,
un ultravioleta coqueteo.
El vaivén de las ballenas cerebrales
La sonrisa muda jajaja
Reflejos tortugasticos
Un pastel musical tras las orejas,
Bailando enla misma silla,
Y con una cara de maniaco
Explicar la situación de mi alrededor.
Todo comenzó cuando el se atormento con esa melodía perversa que le traía deseos de una ahorca amarrada a un ventilador.
Su mundo de burbujas intrépidas,
Gracia de los miles de cielos,
Porque que hoy, patinan frente a tus senos
Magnánimos, amantes y gavilladores de locuras.
La caverna retumbaba con el canto triste del mal engendro,
Gemidos, angustias y crueles penas bajo el descocido de su pantalón barato.
Hay va,
Sumergido,
En el ultimo vaso de cerveza caliente que encontro para beber,
Va semejante a un perro triste, a un catastrofico cadáver de carretera.
Como cambiaria el mundo sin sus llantos

martes, 5 de mayo de 2009

"Lo dificil que es amar una figura deforme", eso es lo innentendible para el resto y para mi.

lunes, 23 de febrero de 2009

prendi el televisor y se pronostico para el pintoresco litoral una poderosa lluvia de "ternura patética".
Me llovió sobremojado
debo reconocerlo,
pero mientras todo esto pasaba
al otro lado del mundo
mis hermanos eran victima de un desquiciado sistema monetario.
Hay Dios tu y tus reverendos.
con la esperanza de que las manos de alguna mujer de ensueño
fueran la cama alimentada de petalos de rosa,
aquella que amortiguara la caida
al siguiente nivel



simple
apareció tras la montaña costera, el dedo mas grande jamás visto por alguna nación. En sus uñas llevaba toda una desicion de terminar con toda la estirpe de un par de simios biblicos.
todos los testigos
tomando
su
mejor caipiriña
y
observando como aquel monumental dedo sorteaba las nubes


se escucho estrepitosamente detrás de los vomitos del cuarto hijo ebrio de la dinastia Ching:
¡ALELUYA DIOS ME SALVE, BENDITO SEA JUAN BAUTISTA!