viernes, 6 de noviembre de 2009

desde la frente al mentón

el desprecio les gotea desde la frente hasta el mentón, y desde el mentón a un vaso, y desde el vaso a mis labios, y desde mis labios a la ramificación de mis arterias, venas, venulas y arteriolas. Es aquí, en las ateriolas, donde el desprecio se vuelve bestia, una bestia que golpéa desesperada la sutil corteza de mis pupilas para regarse sobre aquellas caras que aún siguen en el proceso de goteo de la materia prima de su existencia, desde la frente hasta el menton.

La bestia desesperada, logra romper mis cornias y abalanazarse sobre las caras, que con cejas y narices estupefactas son víctimas de su apetito. Los tritura plácidamente, los saborea, los mastica, y desde las ranuras - o espacios- que forman el dinamismo de los dientes de la mandíbula de arriba y la de abajo, se pueden ver sus ojos, asustados, y buscando a toda costa una respuesta para explicarse el brutal festín de la bestia, también se puede observar a sus orejas escuchando a los intestinos de la bestia, el ir y venir de los jugos gátricos, el inflar de sus pulmones agitados y con aire prisionero.

Masticados y digeridos, miro el vaso y me pregunto si algún dia de estos años presurosos, me volveré un adicto al desprecio que gotea desde la frente hasta el menton de algunas personas, ¿y si lo hiciera?, quizás podria formar un ejercito de bestias que deboren con placer a sus víctimas, o tal véz, bebería tanto que mi sangre pasaría a ser desprecio puro y mi estómago se incharía hasta reventar, empapando todos los lugares con color desprecio. Quién sabe...prefiero mirar y no despertarme hasta más ratito.

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