martes, 2 de junio de 2009

cuasi delito de reporteo

Para comenzar el “reporteo” a eso de las 3:25, Jorge hace parar la micro Nº 4 y le pregunta al micrero si su enorme vehiculo pasa por el Mercado y este responde con un seguro y conciso: Sí. (ese que da la impresión de que siente una especie de orgullo por su recorrido)
Jorge se sube con una fe que mueve montañas y con la fiel compañía de su mp3. Tomó asiento en la antepenúltima corrida de sillas –que por lo demás eran bastante cómodas-y comenzó a echar un pintoresco y musical vistazo por la ventana.
El objetivo era llegar al lugar de trabajo de su otro compañero, Enzo, quien se desempeña como garzón en el Restorán de su padre “Los Tres Parrilleros”, regalando una cínica pero gentíl sonrisa a cada comensal que ciegamente guiado por el olfato se posara su trasero en las sillas de este local; especializado en la cocina y venta de pollitos asados, papas fritas y una variada gama de platos al paso.
Dormía, gozaba de una cómoda siesta y estaba a un segundo de alcanzar el quinto sueño en un colchón inflable pero defectuoso que le compro a tan solo $2000 a un anciano vendedor que ronda por la calle José Santos Ossa. La idea de la compra, era que sus tardes fueran amenas y relajadas en su lugar de labores. Hasta que llegó Jorge, y despertó a Enzo que se había apoderado de el tercer piso del restaurante”, haí yacía, y Jorge lo despertó con un estruendoso: “oye weon tenemos que ir a hacer el trabajo de foto”. Llamado al cual Enzo estrepitosamente dijo “ya, si, si…vamos”. Tomaron sus mochilas y fueron solamente apañados con un entusiasmo y una cámara de aficionado (dos amigos que no fallan) en el bolsillo, sabiendo que la tarea era difícil.
Debían llegar a la Cárcel de Antofagasta, e intentar conseguir relatos de los gendarmes que custodiaban la puerta cual leona vigila a sus crías, acerca del suceso que estremeció al recinto penitenciario, la cinematográfica fuga de dos reos de 19 años que escaparon en el horario de visita –muy inteligentes por lo demás-, al momento en que los guardianes los divisaron, tuvieron que guardar sus armas de disuasión, debido a que en ese mismo momento era el horario de visita dominical, y estaban todas esas madres que se apuñalan día y noche hasta el día de su muerte por la “inocente caída” de sus hijos en las manos del pérfido Satanás y preguntándose ¿Qué habré hecho mal?.
Así fue, uno de los reos identificado con las siglas J.I.I con domicilio en Valparaíso, fue capturado en las inmediaciones del recinto en plena escapatoria, digna de serial estadounidense de policías adictos a las rosquillas. Mientras que el otro ingeniero del escape fue raudo, (una especie de fusión superheroica entre flash, spiderman y hulk) escaló un muro de 5 metros de altura, se subió a un colectivo y no se supo nada más de él hasta pasadas 2 semanas, donde lo encontraron más escondido que Bin Laden en la población 18 de Septiembre, ubicada en la salida norte de Antofagasta camino a la vecina ciudad de Calama.

Al momento de llegar al recinto penitenciario los jóvenes estudiantes con temor a alguna queja del personal de gendarmería que se encontraba en la puerta vigilando como buitres, tomamos la primera foto, desde un enfoque incomodo producto de la mala posición que debían adoptar para no ser sorprendidos in fraganti capturando imágenes de la fachada de la cárcel. Fue el turno de Enzo de sacar la siguiente foto –tan solo querían fotos de la fachada- en el momento en que aprieta el botón para registrar el momento… desde afrente, como una ráfaga de viento helado se escucha una voz de machotorturamujeres: ”Oye, no podis sacar fotos” y Jorge en ese mismo momento pensó: “una vez más, y me borran las fotos a puros golpes”, pero Enzo con mas cautela respondió: “A…¿no se pude?”. Entonces cruzaron para conocer explicaciones.

En un repentino momento Enzo comienza a hablar con el gendarme que nos había gritado la advertencia, la que sin piedad tornó al osado reporteo, una odisea casi imposible. El periodista le pregunta acerca del suceso que querían tratar con ellos, el de los reos prófugos, Él les responde de una manera muy gentil; dice “no, no se na’, ese día no estaba acá”, hasta que fue sorprendido por los demás sociabilizando con el enemigo… el buen amigo gendarme al darse cuenta de que venían sus homólogos, cambia de posición los músculos de la cara, volviéndola seria y fría respondiendo de mala manera: “anda a preguntar a portería”. Los jóvenes e inexpertos reporteros fueron a hablar obstinados con quien supuestamente fuera el jefe de los gendarmes de la puerta; impresión que tuvieron simplemente por su atuendo: una cara de chupamedias, un cuerpo robusto, el pelo perfectamente cortado y peinado con gel, su gorro de jefe de organismos uniformados y su notable actitud de perfecto idiota. Le preguntaron si sabían algo acerca de aquel fatídico suceso para Gendarmería de Chile – porque si que les dolió en el alma – ocurrido aquel 17 de Mayo, la respuesta no se dio con palabras si no con una ensalada de miradas entre los gendarmes que estaban en la puerta vigilándonos (pensando en el fondo de su subconsciente que podríamos ser agentes de subversión en la cárcel), no sabían a que obedecer, si a su razón y a su verdad o a la verdad y razón impuesta por el coronel que estaba a cargo del recinto.
El regordete respondió: “esa información solo se la puede dar Mi Coronel”, demostrando él y los demás gendarmes con su cara desfigurada, que ellos habían presenciado el acto, que ellos fueron los que no dispararon, que mejores testigos oculares que ellos no se podrían encontrar en toda la Segunda Región; insistieron, llegándoles en bandeja la misma respuesta, volvieron a insistir y fue lo mismo.

Decidieron desistir de su magnánima idea conformándose con fotografiar los alrededores del recinto penitenciario, para constatar en su supuesto reporteo cuales fueron las calles utilizadas por el prófugo para conocer su tan diseñado y preciado escape a la libertad. Pero al fotografiar eran constantemente vigilados por el personal de seguridad de la cárcel (asimilados a buitres) y muy bien equipados con radios, evidentemente Enzo y Jorge habían sido identificados y la orden del regordete para todos los gendarmes de las torres de vigilancia era que: no podían fotografiar ni siquiera a las inmensas murallas color chicle de menta chupado…mascado y gastado que desequilibran la fotografía.

2 comentarios:

box_of_tears dijo...

jajajjajjaja los primeros reporteo ogh , si esa humillación gratuita! a todos les pasa, pero te quedo bk el escrito, ademas son los frentes mas peluos juntos con los de policías, por que resulta que ningún wn esta calificado para dar información !xD

Violeta. dijo...

shanananana! serás como policarpooo' un periodista de la farandula animada' seré parte del cuento de la oveja perdida, y tu el cielo que reflejó todo lo que en algún momento fue de dos(r), no olvides los arociris y las malvas por doquier' el algodón de azúcar y los guaranes que nos atacaban ! te quiero mucho nariz de morrón' vente vente AIREFREEEESCOOOOOOOOO !