
Un chorrito de la luna te mojo los labios mujer con ojos de prado, y las luces en la carretera no esperaban para poder verte desnuda, como un feto testigo primerizo de la luz de la sala de parto. Lo que es yo, espero el descuido de quien sea para escabuyirme del dolor que me aflije al saber que mis tempestades no desapareceran hasta el dia en que mi casa termine siendo una caja de madera angosta y larga como la vida de una tortuga.
Un chorrito de luna salpicó en tus ojos y los terminó transformando en los faroles del infierno, esos que alumbraban la avenida Alastor que al final daba con el domicilio de Satanas, el padre de los peos ediondos, de la comida chatarra y de las poesias. Los faroles del infierno hechos a base de una luna revalsada de verguenza porque las estrellas, lograron verle su pequeño trasero empañado en crateres y la risa de estas, para que les cuento se escucho hasta el subterraneo que tiene la casa de Satanas en el mismisimo infierno, carcajadas y carjadas de estrellas burlescas.
Un chorrito de luna fue testigo de mi hazaña.
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