viernes, 22 de abril de 2011
solitario elefante
El elefante amarillo se quedó solito entre la maleza. No llegaron las hadas, ni los magos, ni Tarzán para que lo salvaran. LAs olas no fueron suficiente, el sonido de los autos pasar tampoco, los recuerdos tampoco, el elefante se harto de comer tanto pan frio, hoy busca hacerse de casuelas y de enormes trozos de metal que lo atraganten. Ya no quiere contar mas de dos en dos, ahora se duerme contando ovejas de 5 en cinco, las agujas aun lo pinchan, aun no lo dejan tranquilo en la soledad africana. Los sitares lo atormentan, lo descolocan, los tambores lo guían, transformándose en el karma que lo mantiene en el camino. Las mismas calles, lo he repetido, al elefante lo rajan las mismas calles, busca hierbas frescas y encuentra guarenes negros, que lo miran y comentan entre ellos . Las cruzes tampoco llegaron para darle el almuerzo, tampoco los amigos ni los mil y tantos camellos que algun dia lo trajieron hasta acá. Se le olvidan los lenguajes que tuvo en algunas vidas pasadas, atravieza los pantanos día por medio, ama ensuciarse y que el sol lo pudra, porque los elefantes solitarios van asi, carcomiendose por dentro, y aun más los amarillos, que en fotos terribles ve la posibilidad de un mundo peor, donde los instintos reaparescan, y que en la selva sean todos con todos, pellejos al aire, sangre, salivas, rugidos, todos en la misma licuadora y puaaahhjj pa aentro. El elefantito con olor a limones frescos ya asume las soledades, se refugia entre los arbustos para hacerse compañía con miles de hojas, que acarician su piel tosca y amarilla, amarilla asi como el oro, como los platanos, como los ojos de la represión, y ahí se queda, rogando escuchar más trompetas que lo levanten, de pasada también busca que las trompetas se lleven a sus malos espíritus, a las tormentas que lo traen dia y noche hablando de maleficios y cucarachas, triste animal, entre tanta soledad encuentra tantas cosas, hectáreas y hectáreas para darle cabida a la soledad y los cuchilos cortan que cortan por dentro, haciendo pedazos los tendones, las arteriolas, los acordiones que trae el elefante para marearse. El viento sabe golpear las puertas, pero no hace sonar a las trompetas, porque el viento no tiene labios, por eso mismo no lo besa, solo lo acaricia. Elefantito, los limones ya se secaron, son el collar del perro enfermo de invierno , las balisas sonarán mas fuerte que antes, los aviones volaran mas cerca, las plantas se comeran al mundo y la soledad africana te tendra prisionero, almenos las plantas serán tus compañeras, o quizas sean los vagabundos, que tanto quieren hechar del borde costero, elefantito, no te sientas solo, esos tipos no son malos, son amigos, son tan amarillos como tu, tanto que la socieda lo dejó ahí, donde solo las puestas de sol fueran su competencia, amarillos, brillantes, extrabrillantes son los vagabundeiros de la playa, como tu, salvo que a ti no te han sacado brillo, los trapos están caros, porque a las ovejas que contabas de cinco en cinco se cabriaron y se las comieron por rebeldes, no estes triste elefante, todos hablan de ti, pero pocos te han visto, pocos conocen la historia de los pelos de tu cola, las andanzas, que por muy simples que sean , han costado, han quebrado pies, han sido burla y desecho de grupos terroristas. Elefanteeee no te sientas solo, aqui todos descansan y quieras o no, el camino al cementerio es por ahí, donde estás pisando fuerte.
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