En las mesas
los sabores son distintos,
cada pieza de baile
es similar a los cigarrillos,
esos que fumas tú después
de la ducha.
Que no me descubran
acostado sobre la mesa
queriendo comerme tu enorme
cara de manjar
llena de diagnósticos
que alguna vez fueran
esta muerte que tengo
detrás de mí.
Que nadie sepa que
por debajo de la mesa
también tengo ojos
para observar tus piernas,
dulces montañas de chocolate alemán,
mis rodillas nunca natas son
los ojos que no te puedes
sacar de encima,
pero que no te pesarán
jamás si los sacas y los
cambias por suaves besos
en la orilla de la cama
o sobre la mesa, donde
su sabor podrá ser distinto,
pero nunca irremplazable.
los sabores son distintos,
cada pieza de baile
es similar a los cigarrillos,
esos que fumas tú después
de la ducha.
Que no me descubran
acostado sobre la mesa
queriendo comerme tu enorme
cara de manjar
llena de diagnósticos
que alguna vez fueran
esta muerte que tengo
detrás de mí.
Que nadie sepa que
por debajo de la mesa
también tengo ojos
para observar tus piernas,
dulces montañas de chocolate alemán,
mis rodillas nunca natas son
los ojos que no te puedes
sacar de encima,
pero que no te pesarán
jamás si los sacas y los
cambias por suaves besos
en la orilla de la cama
o sobre la mesa, donde
su sabor podrá ser distinto,
pero nunca irremplazable.
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