DE REGALO: VIOLINES

Seis mil son los
violines que instalé
en tu pequeño closet,
para que cuando
desnuda estés,
las cuerdas te amarren
y te cuenten de Perú o
del norte de Argelia,

allá la gente no usa
closet pequeños como el tuyo,
pero si los violines
hacen de las suyas.
“hacia allá deberías llevarlos,
córtate los pies y anda”
me dice el tercer intento
de Jesús que contraté a
cambio de sal.

Por eso que mientras duermes,
sigo con la faena,
los violines deben estar hermosamente
puesto sobre tus poleras,
no sobre otros asuntos, todos
aman tus poleras y el pelo
que cosechaste y que creció
 como una enorme hebra japonesa,
que cae del rascacielos,
nada de pelona, nada de triste calvicie,
dos goles en un año
tu pelo y los violines,
los seis mil que instalé.