domingo, 29 de abril de 2012

LOS LINCES


Tengo un trio de linces hambrientos y enjaulados en el norte de mi especie.
Andan maullando y me asusta, ya que todo maúllo de un gato grande es un rugido que se escucha hasta en la última pieza de esta casa sin ventanas.
Mas aun cuando cuando ya no está el sol para mostrármelos tiernos,
Ahí es cuando el susto me come,
Porque de noche son bestias en su hábitat
 Y rasgan la puerta hasta el cansancio,
Puede que sea el frio,                                  
Puede que se estén limando las uñas,
Como también puede que quieran el festín que les prometí hace años,
Por eso tanto escándalo,
O quizás,
Simplemente,
Quieran conocer el aire puro, distinto,
Aunque lo único que saben los linces
Es que allá afuera existe el  festín,
nunca nadie les habló de la muerte,
mucho menos de los cazadores de linces hambientos,
esos si que abundan,
esos si que matan para siempre,
esos si que quedan con hambre después de comer…
Espero que cuando suelte a estos enormes gatos
No se topen con los asesinos.
Si hasta puedo sentir como por la noche
hacen ruidos para linces desesperados como los mios,
se escucha desde la otra plaza,
Maldigo a todos ellos.
 Es mejor que los deje enjaulados: Lloraría al tenerlos, lloraría al soltarlos

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