domingo, 11 de octubre de 2009

socie

todos los dias aparecen grices en el espacio, a las caras les parece ir bien. les agrada el color, sienten que nada puede ser mejor y organizan tertulias encima de este color denso y salpicado. Nunca nadie se queja, no encuentran la razón del porque lo deberían hacer. Viajan, viajan mucho, recogiendo lechugas podridas, zanahorias putrefactas y tomates muertos. La vida para ellos es fácil, aquellos frutos desabridos son la alfombra de las carreteras, l osaben bien, así que sus viajes, sus eternos viajes, son eternos círculos que erocionan el asfalto producto de los giros.

Las casas nunca cambian sus fachadas, ni los ciudadanos sus caras, estas son a imagen y semejanza de la estatua que los proteje, para ellos, la máxima ecuacion resuelta de la raza humana, el alimento de todos sus dias, su vestimenta y su calsado, son seres perdidos en la inmensidad de los trajes de la estátua.

Los singos son su idioma y el tiempo su aliado. Suben al mismo taxi que el reloj y conquistan las carreteras, olvidandose de los peajes y los animales que se cruzan. Están en lo suyo y solo buscan llegar hasta el final, teniendo la clara idea de que el final jamás los esperará. Pero son tercos, tercos como las maderas viejas.

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