entre alegría desbordante y triste desesperación,
la turba de planetas sube por la garganta,
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la voz quinceañera toma posición,
y es un pequeño rayo risueño que daña despacio,
penetrando garganta, insulto y cólera,
volviendo al cuerpo un espectáculo lleno de pelos encandecentes,
sofocando aire en forma de palabra,
un ejercito de globos desesperados que arrancan .
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Se ha de resumir toda la vida en una sábana,
se cortarán las ramas de los árboles que sostienen la casa,
una sombra se partirá en dos
y cada pensamiento será un puñado de balas que cae en la mesa.
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Estas y otras palabras en forma de cardumen
no son más que miedo a la guerra que estalla sobre tu enorme cara,
enorme como toda la tierra, enorme como toda la arena que tienes en los bolsillos.
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No puedo decirle las mismas palabras a otro pájaro vidente,
se han aplanado suficientes terrenos para el itinerario de un pesado cuerpo agujereado,
tormento de vitalidad, atleta lento y luminoso
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Deberé tomar el fusil y
salir a pelear
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Deberé tomar el fusil y
salir a pelear